Mi sueño es la fina
mezcla entre
la risa y el llanto,
donde mantener la
calma
para gritar cada
tanto.
Aunque a veces no lo
logre,
voy a seguir
intentando
encontrar el
equilibrio,
o por lo menos no voy a dejar de buscar.
Rompiéndome el alma
por situaciones
que yo misma elijo
sentir,
el hielo de la muerte,
y el calor del pleno
invierno.
Perdí el miedo a la
distancia,
de lo malo y de lo
bueno.
Hay que saber aceptar
que existen los días
magros,
porque son el
contrapeso de
los que traen
milagros.
Ahora yo disfruto de
verme parada,
es solo porque supe
soportar
estar arrodillada.